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Un filósofo al servicio de los opositores

José Luis Marín Moreno: Un filósofo al servicio de los opositores


Soy José Luis Marín Moreno, un filósofo con más de veinte años de experiencia dedicado a la preparación de opositores de filosofía.


Mi trayectoria es una prueba de que el éxito en esta oposición es alcanzable, incluso sin experiencia docente previa. Yo mismo aprobé la oposición en 2004, logrando el puesto número uno en la fase de oposición. Aunque finalmente quedé tercero en la fase de concurso, ese resultado me demostró algo fundamental: con la preparación adecuada, es posible conseguir una plaza como profesor de filosofía.


Durante dos años, me dediqué intensamente a la preparación, y ese tiempo de estudio me permitió desarrollar un método que ahora comparto con mis alumnos.


Mi objetivo es guiarte en el proceso, basándome en mi propia experiencia y en las lecciones que he aprendido a lo largo de los años. Quiero que sepas que, con dedicación y la estrategia correcta, tú también puedes lograr tu objetivo de aprobar la oposición de filosofía.



La clave para aprobar la oposición de Filosofía: ser un filósofo competente


A lo largo de mis años de experiencia, he visto que muchos opositores se centran únicamente en memorizar el temario. Sin embargo, lo que los tribunales realmente buscan son futuros docentes de filosofía.


Para ser un profesor de filosofía, hay dos puntos fundamentales:

  • Dominio de la materia: Se espera que el candidato demuestre un conocimiento profundo de la historia de la filosofía y que maneje los conceptos con el rigor científico que la disciplina exige. No se trata solo de saber los nombres y las fechas, sino de comprender las ideas en su contexto y su evolución.

  • Capacidad de comunicación: Un filósofo debe ser capaz de hacer que su conocimiento sea accesible. Los tribunales buscan a alguien que pueda comunicar la filosofía de manera clara y efectiva a los alumnos, despertando su interés y curiosidad.


En definitiva, la clave no es ser solo un opositor, sino un filósofo que pueda demostrar que su conocimiento es sólido y que está preparado para transmitirlo. Este enfoque es el que marca la diferencia entre un aprobado y un suspenso.


Si yo he lo conseguí, tú también puedes hacerlo.

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